Denle click a la imagen y díganme si les parece conocido.
Si usted es un asiduo seguidor del blog, sabrá que no es el primer copycat del que tengo el orgullo de presumir.
Realmente no me encabrona que me copien un post, o las expresiones, o las imágenes, o los títulos de las cajas de texto y hasta los tags. Lástima, es más bien eso.
Yo agradezco mucho cuando me hacen un link hacia el blog, o cuando me recomiendan de boca en boca, o cuando contratan a un gordito y le ponen una playera con la dirección enfrente y sudor por detrás. Se aprecia.
Pero cuando a alguien se le ocurre la increíble idea de hacer un copypaste acompañado de una pobre adaptación…
Me hace pensar en el tipo de persona que copiará en cada uno de sus exámenes y se adjudicará los logros de algún colaborador. El tipo de persona que adopta aspectos de la cultura de algún país sólo para hacerse el interesante. El tipo de persona que se arma su vida a partir de retazos de la de otros, que apenas conoce. De ahí, lo más seguro es que copien actitudes, estilos de vida y hasta tonos de voz.
Qué hueva, qué tristeza y que puta lástima.
¿Para qué? Lo ideal es simplemente ser ustedes mismos, escribir lo que les salga de donde les salga y ya. No es motivo de orgullo ni de vergüenza. Es simplemente vaciar la mente en letras, en palabras. Pero tuyas.