Si tan sólo supiera

La rayita parpadeante me dice que es hora de escribir. Si tan sólo supiera…

Pasar las noches de exceso en exceso ayuda más de lo que esperaría en eso de distraerme. A veces la miro, a veces me mira, después se va.

Ojala fuera mi compañera de borrachera; el otro día sentado en el piso con mi cabeza aún en las sillitas giratorias platicaba con una amiga y me puse a pensar que eso no sería tan diferente a el “amor”. Digo, dos personas compartiendo un estado de embrutecimiento mutuo por el exceso de una sustancia en su cuerpo, felicidad que se siente casi “artificial”, risas, nada de preocupaciones.

Durante mucho tiempo me causó gran confusión esa famosa frase que decía más o menos así: “Ten cuidado con lo que deseas, por que se te puede cumplir”. Yo pensaba que ¿por qué alguien no querría que se cumpliera su deseo? Si es algo que quieres lo suficiente como para convertirlo en tal, en un ideal, en un pensamiento casi utópico, ¿qué de malo habría con que se cumpliera?

No sabía, no hasta hace poco, hasta que se fue sin haber llegado, y en ese arribo inexistente haber puesto una bandera con su nombre, atravesando mi corazón como una brocheta.

Como ser humano, a mi parecer el ideal predominante es encontrarla, a esa persona, la única e irrepetible, irremplazable, inolvidable y demás “i’s”. Nos ganamos uno que otro madrazo, por poner nuestros estándares a niveles simplemente absurdos, nos decepcionamos, nos desilusionamos y terminamos por “conformarnos” con algo que, a nuestro juicio, está más a nuestro alcance.
Y eso es lo que pasa, por lo regular.
Pero, ¿y si no?
¿Y si LA persona de hecho llega?
¿Si la conoces y terminas relacionándote con ella?

Para empezar, lo único que puedes articular en tu mente es: “Carajo, si existe”.
Existe y la tienes enfrente, esa creatura casi mítica que hacía opacar a la misma Venus.
Las cualidades ancestralmente enlistadas en tu mente son tachadas, una por una, y a estas se agregan otras que ni hubieras imaginado. Y te aterras, al mismo tiempo que te maravillas y comienzas a fantasear.
Es ella, simplemente, la persona de la que empezaste a enamorarte desde que tenías imaginación, desde que escuchaste tu primera canción apasionada, desde que observaste por primera vez la luna e intentaste abrazarla con la mirada.

Pero a pesar de eso, tus pies no han dejado de tocar el suelo, no del todo, y es cuestión de tiempo para que tu mente se inunde con pensamientos trágicos. Se irá, a final de cuentas, de un momento a otro. O tal vez sea yo el que lo haga, es imposible intentar predecirlo. El punto es que el tiempo la alejará, y en mi micro-conocimiento no existe una distancia más grande e intangible que el tiempo. Puedes correr 13 kilómetros, quizás, pero no puedes correr, nadar o volar un segundo atrás para hacer o decir algo.

Después lo obvio, pasará, como todo, llegaran más, se irán, con la perfección de un ciclo de fotosíntesis. Y no me importa, en lo más mínimo, porque sé, en la forma en la que sabes que hoy será un buen o mal día, o que lloverá en la tarde a pesar de la soleada mañana, que es ella.

Pero ya ha empezado a irse y el tonto soy yo por desear lo contrario. Aunque esa es una de mis definiciones favoritas del amor; querer hacer eterno lo pasajero.

Si tan sólo supiera que la amo, y, sobre todo, la forma en que lo hago. Tal vez se quedaría. Si tan sólo supiera…

6 respuestas to “Si tan sólo supiera”

  1. Wow si que sigues escribiendo diferente de lo mismo….
    Jaaa utopico.

  2. De todas maneras esa persona llega, sea en tren, barco, microbus o en paracaidas, lo que no sabemos es donde y como nos va a llegar,

    Saludos y pasate por mi blog si puedes,

  3. karenyn Says:

    :)Te admiro, me encanta cuanto sabes.
    Aunque no recuerdes quien soy..

  4. Gracias, favor que me haces. Y sí me acuerdo de tí. 😉

  5. Vanessa Says:

    hmmmm… sin palabras
    solo por esta vez sabes que ya no me dejas callada
    como lo hacias antes
    simplemente un parágrafo bello..

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