ANGEL: Mi puerta

Me gustaría que hubiera alguien que me explicara el propósito de estos momentos, cuando estás sólo, cuando las distracciones que suelen molestarte comienzan a parecer necesarias ahora, cuando no encuentras consuelo en ninguna actividad, cuando el tiempo pasa lento y frío, cuando sientes esa frenética desesperación callada y tranquila, cuando ninguna canción en el mundo tiene las cualidades necesarias para embonar en tu herida y apaciguar el ardor, cuando nadie contesta el teléfono, cuando te sientas y escribes esperando que así encuentres consuelo, cuando preferirías ir a un velorio que a un parque de diversiones(tal vez intentando no sentirte tan ajeno a el sentimiento colectivo), cuando te quitan la cobija de incertidumbre y ves el mundo tal cual es, cuando tu mismo mudo, que parecía infinito y lleno de sorpresas, comienza a hacerse pequeño al grado en que te cuesta respirar…

Todos lo hemos sentido, ese vacío inexplicable. Puede que haya situaciones que lo detonen, pero al final nunca sabes la razón, la verdadera inquietud, lo que no te permite sonreír cuando la ves a los ojos.

Y ahí seguirá, hasta el fin de los tiempos, hasta que el humano deje de ser humano y sea… otra cosa.

Entonces despiertas con el sol sobre los ojos, sin saber ciertamente hacia que lado gira el mundo. Tu puerta del vacío se cerró, la cual supongo que funciona como las puertas automáticas de los supermercados: sólo se abren cuando alguien se para ahí.
¿Quién estaba en la mía?
¿Eras tú?
¿Volverás?

Extraño las puertas giratorias…